El pasado mes de septiembre, Anders Persson ofreció una charla en
la delegación de AEMET en Cataluña sobre cómo los predictores
elaboran las predicciones, apoyados en su conocimiento y
experiencia, para interpretar los distintos modelos numéricos que
tiene a su alcance.
Anders Persson fue meteorólogo predictor durante 17 años en el
Servicio Meteorológico Sueco, científico senior en el Centro
Europeo de Predicción a Medio Plazo durante 10 años y más
tarde en el MetOffice británico. En 2010,ya en el Centro Europeo,
ha sido el responsable de la interesante Guía de Uso de Productos.
En la conferencia, Anders se preguntaba por qué todavía tenemos
«meteorólogos» si desde hace muchos años se ha profetizado su
desaparición con la llegada de modelos numéricos cada vez más
sofisticados. Por el contrario, los meteorólogos todavía están ahí
e incluso son cada vez más numerosos en algunos sectores, como
es el caso del comercial.
Una situación meteorológica operacional se ejemplifica por el
clásico problema físico-meteorológico en el que a los meteorólogos
expertos se les supone que deben dar un «valor añadido» a los
modelos numéricos, modificándolos de una manera determinista.
Sin embargo, la disponibilidad de pronósticos de diferentes modelos
y otras fuentes de información permite a los predictores expertos
cuestionar la certeza de cualquier pronóstico determinista.
Dependiendo de los requerimientos de la situación, minimizar el
error, ponderar el efecto de un evento desapercibido o una falsa
alarma o transmitir la incertidumbre total en términos
probabilísticos, los meteorólogos predictores van a modificar las
predicciones de los modelos utilizando métodos que se conocen
fuera del campo de la meteorología como «intuición estadística».
La conferencia incidió sobre cómo traducir estos hallazgos en la
práctica de la predicción meteorológica y mostró cómo ésta se
puede complicar con artefactos estadísticos y trampas psicológicas
bien conocidas en estudios no meteorológicos. Las principales
debilidades identificadas son: a) El exceso de confianza y el
determinismo; b) La subestimación del “poder” de los procesos
puramente aleatorios; c) Las dificultades en la estimación de la
incertidumbre y la probabilidad; d) Las dificultades al comunicar
esta información; y e) La elaboración de conclusiones correctas a
partir de esta información.
Anders resaltó de forma resumida cómo los predictores deberían
instruir a los usuarios finales y también a ellos mismos en: a)
Reducir el exceso de confianza en el pronóstico; b) Entender los
efectos de la aleatoriedad; c) Estimar la incertidumbre de la
predicción; d) Transmitir la información de forma probabilística; y
e) Ayudar a los usuarios finales para que tomen decisiones óptimas.
En resumen, los «predictores meteorológicos» continuarán
existiendo de una forma u otra con sus habilidades meteorológicas
e “intuiciones estadísticas» para interpretar la información
meteorológica moderna de la manera más eficiente, en especial
para transmitir la incertidumbre del pronóstico a los usuarios.
la delegación de AEMET en Cataluña sobre cómo los predictores
elaboran las predicciones, apoyados en su conocimiento y
experiencia, para interpretar los distintos modelos numéricos que
tiene a su alcance.
Anders Persson fue meteorólogo predictor durante 17 años en el
Servicio Meteorológico Sueco, científico senior en el Centro
Europeo de Predicción a Medio Plazo durante 10 años y más
tarde en el MetOffice británico. En 2010,ya en el Centro Europeo,
ha sido el responsable de la interesante Guía de Uso de Productos.
En la conferencia, Anders se preguntaba por qué todavía tenemos
«meteorólogos» si desde hace muchos años se ha profetizado su
desaparición con la llegada de modelos numéricos cada vez más
sofisticados. Por el contrario, los meteorólogos todavía están ahí
e incluso son cada vez más numerosos en algunos sectores, como
es el caso del comercial.
Una situación meteorológica operacional se ejemplifica por el
clásico problema físico-meteorológico en el que a los meteorólogos
expertos se les supone que deben dar un «valor añadido» a los
modelos numéricos, modificándolos de una manera determinista.
Sin embargo, la disponibilidad de pronósticos de diferentes modelos
y otras fuentes de información permite a los predictores expertos
cuestionar la certeza de cualquier pronóstico determinista.
Dependiendo de los requerimientos de la situación, minimizar el
error, ponderar el efecto de un evento desapercibido o una falsa
alarma o transmitir la incertidumbre total en términos
probabilísticos, los meteorólogos predictores van a modificar las
predicciones de los modelos utilizando métodos que se conocen
fuera del campo de la meteorología como «intuición estadística».
La conferencia incidió sobre cómo traducir estos hallazgos en la
práctica de la predicción meteorológica y mostró cómo ésta se
puede complicar con artefactos estadísticos y trampas psicológicas
bien conocidas en estudios no meteorológicos. Las principales
debilidades identificadas son: a) El exceso de confianza y el
determinismo; b) La subestimación del “poder” de los procesos
puramente aleatorios; c) Las dificultades en la estimación de la
incertidumbre y la probabilidad; d) Las dificultades al comunicar
esta información; y e) La elaboración de conclusiones correctas a
partir de esta información.
Anders resaltó de forma resumida cómo los predictores deberían
instruir a los usuarios finales y también a ellos mismos en: a)
Reducir el exceso de confianza en el pronóstico; b) Entender los
efectos de la aleatoriedad; c) Estimar la incertidumbre de la
predicción; d) Transmitir la información de forma probabilística; y
e) Ayudar a los usuarios finales para que tomen decisiones óptimas.
En resumen, los «predictores meteorológicos» continuarán
existiendo de una forma u otra con sus habilidades meteorológicas
e “intuiciones estadísticas» para interpretar la información
meteorológica moderna de la manera más eficiente, en especial
para transmitir la incertidumbre del pronóstico a los usuarios.
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